lunes, 2 de septiembre de 2019

Algo de alguien

Hoy he sentido algo.
No puedo describirlo exactamente porque ni siquiera se de seguro qué ha sido.
Hoy he conocido a alguien, no de una manera especial, solo conocer, como conocemos muchas personas a lo largo de nuestra vida.
Pero esta vez ha sido diferente. Esta persona no la sentía como un completo extraño, sino como alguien conocido, alguien cercano.
Me dan ganas de hablarle, de preguntarle cosas, saber detalles. Me dan ganas de conocer más esta cercanía.
Me siento tan rara pero tan a gusto. 
No me cuesta sonreírle. A él tampoco. 
Yo le ofrezco un chicle, él me ofrece una galleta.
Recordaré durante mucho tiempo este día. Hoy he conocido a alguien especial.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Vida, sorpréndeme.

VIDA, SORPÉNDEME


Me agrada decir que nunca he sido ese tipo de persona que pide cosas.  Lo de “quiero esto, quiero lo otro” nunca ha sido lo mío. Puede ser a causa de que desde pequeña me han enseñado a conformarme con lo que tengo y que a veces no podemos tener todo lo que queremos, pero me gusta pensar que también forma parte de mi propia ideología. Y extrapolando esta ideología al caso práctico me ha ido muy bien.
Conforme iba pasando el tiempo esto se ha mantenido constante. No quiero pedir nada porque me gusta ser sorprendida, sobretodo por la vida. Alguna que otra vez he oído a la gente decir que la vida es una caja de sorpresas, y creo que es muy cierto.
Hagamos un pequeño ejercicio de imaginación. Vamos a pensar en las cosas más bonitas que nos han pasado a lo largo de la vida.
Pensad, son apenas unos segundos.
¿A caso alguno de vosotros pudisteis predecir aquellos acontecimientos? Porque yo no. Y, ¿os acordáis de lo que sentisteis en ese momento? ¿Felicidad? Sí.
También dicen que si uno no tiene expectativas en la vida así no se arriesga a quedar decepcionado, pero tampoco hay que ser radicales. Seamos realistas, vivimos de sueños. Y anoche alguien me dijo una frase que me ha gustado mucho y que me ha hecho pensar: “a uno no le llegan las cosas cuando quiere, sino cuando las necesita”. Y no podría estar más de acuerdo.

Siempre lo he dicho y siempre lo diré, las mejores sonrisas las muestra uno cuando escucha o le dicen algo sin que se lo espere. Qué bonitas que son esas sonrisas… Como una en concreto que se me viene ahora mismo a la mente.
Todavía soy muy joven y me quedan demasiadas cosas por hacer y por ver, y aún más, todavía me quedan muchas sorpresas en la vida. Y estoy preparada para recibirlas con los brazos abiertos y con mi mejor sonrisa.
Me suelen decir que soy muy bonita cuando sonrío, no lo niego, y yo a mi vez pienso eso de todo el mundo. Todos somos más bonitos con una sonrisa. Todo se afronta mejor con una sonrisa.

Vida, sorpréndeme, y prometo darte a cambio mi más bonita sonrisa.

martes, 9 de octubre de 2018

Sobre las parejas

"Metamorfosis del amor"


¿Quién no ha pensado hasta ahora en el amor? ¿Incluso lo más mínimo? 
Seguramente todos le hemos dedicado aunque sea lo más mínimo de nuestro tiempo al amor, ya sea en forma de pensamiento o actos, incluyéndome a mí misma.
En lo que más me gusta pensar es en las parejas de una edad ya avanzada, que uno las puede ver juntas sentadas en el autobús, o caminando por la calle, o comiendo en algún restaurante sin haber siquiera una ocasión especial. Me encanta admirarlos y pensar en cómo pudo haber sido su inicio, hacia 30 o 40 años atrás, o incluso 50. Cómo se habrían conocido, cómo habría empezado a surgir el amor entre ellos, aquella química que uno no puede ignorar y que si es correspondida, puede hacerte la persona más feliz del mundo.
O simplemente me pongo a pensar en mis abuelos, que tras 50 años de matrimonio, todos los domingos desayunan juntos, van a misa, y al volver cocinan su plato favorito para después comer juntos mientras recuerdan viejas historias familiares.
Sin embargo, soy consciente de que no todas las parejas acaban de la misma forma que mis abuelos. Y también sé que el amor no dura para siempre, sino que a lo largo de los años lo sustituyen la costumbre y un especial cariño, y reconocerlo es lo más honesto que uno puede hacer consigo mismo llegado ya a dicha situación.
Por eso mismo lo que no soy capaz de entender son aquellas parejas que se niegan a reconocer que lo que un día hubo entre ellos, lo que un día los unió e hizo que se quieran con locura, ha desaparecido. No es el fin del mundo, ni el fin de la familia, es simplemente la realidad.
No sabría decir cómo reaccionaría yo en la postura en la que tendría que reconocer que mi relación con la persona que un día quise está a punto de acabarse. Pero supongo que lo admitiría, o intentaría hacerlo, porque a lo largo de mi vida he conocido muchas personas y he visto muchos casos de relaciones que han llegado a su fin, relaciones que han intentado mantenerse a flote a pesar de las claras señales que tenían delante, etc.
Uno tiene que vivir feliz, o al menos intentar hacerlo, ya sea solo o acompañado. El mundo no es un lugar tan horrible como para que una mujer no pueda vivir sola con 40 años. O incluso para un hombre. Por eso mismo somos seres humanos independientes con la capacidad de elegir nuestro futuro.
No sufras si el día de mañana tienes que pasar por una ruptura, un divorcio o simplemente un distanciamiento. Es algo inevitable que aparezcan problemas o contratiempos en una relación, y depende de cada uno decidir si "el plato roto" se puede arreglar, o si ha perdido su función para siempre.

lunes, 20 de agosto de 2018

“La tierra donde las tradiciones siguen con vida- Maramureș”



Una familia saliendo de misa luciendo la vestimenta tradicional de la zona.



Un segundo ejemplo de traje tradicional. 
Los colores son la esencia.






En la zona de Maramureș (România) es donde podemos ver estos trajes tradicionales tan bonitos y tan coloridos, que de hecho, es una característica bien conocida de la zona.
Antiguamente, toda la vestimenta se hacía en casa, trabajo del cual se encargaban las mujeres, transmitiendo de generación en generación la técnica de tejer.
Como bien se puede apreciar, la vestimenta tradicional vista más arriba es diferente en cada fotografía. Esto se debe a que cada pueblo tiene su traje, aunque es muy popular el traje cuyo delantal se presenta con líneas negras y rojas.
Los colores se llevan en función de la edad. En cuanto al traje de las mujeres, aquellas que todavía no tienen marido, llevarán la ropa con mucho color. Este afán por “buscar” el color disminuye una vez la mujer ha contraido matrimonio. Y ya en la vejez, los colores se vuelven más oscuros. 
Se podría decir que la vestimenta tradicional es una representación de la vida.

Algo de alguien