¿Sabes cuál es el Día Mundial contra el Cáncer? ¿No? No pasa nada, yo tampoco es que sea un auténtico prodigio recordando fechas.
Pero, para compensar, ¿piensas en aquellas personas afectadas por esta horrible enfermedad? ¿Tampoco? Vaya... Eso ya me ha gustado menos.
Tranquilos, no vengo aquí para dar sermones sobre que tenéis que pensar todos los días en los niños que se mueren de hambre en África, las personas que han acabado en la calle porque han perdido su casa por falta de dinero, aquellos que sufren de cáncer, etc.
Sería una enorme hipócrita si os dijera que yo pienso en estas personas u otras con situaciones igualmente difíciles todos los días, porque no lo hago. Pero tampoco me parece lo correcto ignorar estos temas y de repente, cuando llega su día mundial, o cuando escuchamos algo relacionado en las noticias, todos publicamos mensajes en las redes sociales, porque eso también es de ser hipócrita. Yo también lo he hecho, lo reconozco, e igualmente me incluyo en ese grupo interesado en unirme a lo importante. Pero las cosas no se hacen así.
Me he puesto a pensar y he llegado a la conclusión de que somos así porque no tenemos una conexión tan directa con dicho tema, porque si lo tuviésemos, las cosas serían distintas.
Me apuesto lo que sea a que alguien que ha perdido a un ser querido por culpa del cáncer lo recuerda más de una y más de dos veces al año.
Mis padres tienen muchos amigos. Entre ellos, había un matrimonio. El hombre fue compañero de clase de mi madre tanto en el colegio como en el instituto, la mujer, dos o tres años más pequeña que mi madre, la conocía de vista. Ya adultos, mis padres formando un matrimonio llegaron a tener una relación de mejores amigos con dicho matrimonio. Ese matrimonio tiene una hija, que se convertiría en una de mis mejores amigas hasta hoy en día.
Nos remontamos a hace unos años. Nos despedimos de ellos una vez acabadas las vacaciones. Un mes después, nos llega la noticia de que el hombre ha sido diagnosticado con cáncer. Y finalmente, 9 meses después, muere, antes de que nosotros tengamos la oportunidad de verle por última vez, aunque... A veces cuando me paro a pensar en él, me doy cuenta de prefiero que las cosas hayan sido así, porque cuando lo recuerdo, recuerdo una persona alegre, llena de vida, el alma de la fiesta siempre. Con solo sonreír era capaz de iluminar una habitación entera. Definitivamente, a ese hombre le debo muchos momentos increíbles de mi vida junto a mi mejor amiga, su hija, y junto a él.
Hasta un año después de que él muriera lloraba cada vez que me acordaba de él, pero el tiempo seguía pasando, y uno se hacía a la idea de que se había ido, del todo, y que llorar no mejoraría nada.
¿Y su hija y la mujer que se ha convertido en viuda tras la muerte de su marido? ¿Cuántas veces se acuerdan del padre/marido que han perdido?
Ahora bien, no estás obligado a pensar en casos como este todos los días y a todas horas, pero cuando surja el momento de tener en mente un tema de este calibre, siéntelo de verdad. Si quieres darle ánimos a alguien perjudicado, hazlo de verdad, que sienta que estás a su lado, o que al menos, intentas ponerte en su lugar y mostrar empatía, porque uno nunca sabe lo que le tiene preparado el día de mañana.
Hoy en día sobran palabras y falta humanidad.
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