Me llena de orgullo decir que a mis 19 años ya he visitado 12 países Europeos. De cada uno de ellos me he llevado lo mejor: los paisajes de tal belleza que son capaces de quitarte el aliento, las comidas típicas, las personas.
Uno de los países que más me ha impresionado ha sido Austria, y eso se debe a que no me esperaba que al adentrarnos cada vez más, más cosas increíbles descubriríamos.
El año pasado tuve la oportunidad de alojarme unos días en la ciudad de Linz, que se encuentra a no más de 2 horas de distancia de Viena, su famosa capital.
Linz fue durante un breve período la ciudad más importante del Sacro Imperio Romano- Germánico, aunque en 1493 perdió su rango.
En 2009, Linz fue la Capital Cultural Europea.
Geográficamente, se encuentra en la Alta Austria, y la atraviesa el río Danubio.
Es una ciudad increíblemente limpia, al igual que el resto del país.
Al llegar a la ciudad, antes de centrarnos en los monumentos históricos que se encuentran fuera de ella, decidimos adentrarnos por sus calles y así interaccionar lo máximo posible con el ambiente. Sinceramente, no me esperaba que los habitantes fuesen tan amables como lo han sido al preguntarles alguna indicación, o cuál es la comida típica para así poder pedirla en un restaurante. Siempre hemos obtenido la ayuda que buscábamos, y siempre con una sonrisa.
Por supuesto que no nos hemos ido sin probar el típico Strudel, el Krapfen y el Gulash.
Linz es una ciudad en la que me he sentido muy a gusto, me ha parecido una ciudad preciosa y accesible para todo aquel que tenga unos días a disposición para hacer una escapada.
Este año repito el viaje a Linz por unos días y no podría tener más ganas de volver a ver la ciudad.
Próximamente en “Viajando con Diana”: Budapest.
Con estas publicaciones lo que busco es compartir mis experincias de los viajes que, doy las gracias, tengo la oportunidad de realizar, y así, seguir conociendo juntos países, ciudades, regiones, etc.
Increíble! Me la reservo como candidata segura para un futuro interrail 😙
ResponderEliminar