VIDA, SORPÉNDEME
Me agrada decir que nunca he sido ese tipo de persona que pide cosas. Lo de “quiero esto, quiero lo otro” nunca ha sido lo mío. Puede ser a causa de que desde pequeña me han enseñado a conformarme con lo que tengo y que a veces no podemos tener todo lo que queremos, pero me gusta pensar que también forma parte de mi propia ideología. Y extrapolando esta ideología al caso práctico me ha ido muy bien.
Conforme iba pasando el tiempo esto se ha mantenido constante. No quiero pedir nada porque me gusta ser sorprendida, sobretodo por la vida. Alguna que otra vez he oído a la gente decir que la vida es una caja de sorpresas, y creo que es muy cierto.
Hagamos un pequeño ejercicio de imaginación. Vamos a pensar en las cosas más bonitas que nos han pasado a lo largo de la vida.
Pensad, son apenas unos segundos.
¿A caso alguno de vosotros pudisteis predecir aquellos acontecimientos? Porque yo no. Y, ¿os acordáis de lo que sentisteis en ese momento? ¿Felicidad? Sí.
También dicen que si uno no tiene expectativas en la vida así no se arriesga a quedar decepcionado, pero tampoco hay que ser radicales. Seamos realistas, vivimos de sueños. Y anoche alguien me dijo una frase que me ha gustado mucho y que me ha hecho pensar: “a uno no le llegan las cosas cuando quiere, sino cuando las necesita”. Y no podría estar más de acuerdo.
Siempre lo he dicho y siempre lo diré, las mejores sonrisas las muestra uno cuando escucha o le dicen algo sin que se lo espere. Qué bonitas que son esas sonrisas… Como una en concreto que se me viene ahora mismo a la mente.
Todavía soy muy joven y me quedan demasiadas cosas por hacer y por ver, y aún más, todavía me quedan muchas sorpresas en la vida. Y estoy preparada para recibirlas con los brazos abiertos y con mi mejor sonrisa.
Me suelen decir que soy muy bonita cuando sonrío, no lo niego, y yo a mi vez pienso eso de todo el mundo. Todos somos más bonitos con una sonrisa. Todo se afronta mejor con una sonrisa.
Vida, sorpréndeme, y prometo darte a cambio mi más bonita sonrisa.